Interesantisima nota ,Por Alejandro Sehtman (para EL DIPLO)
La
refundación democrática incluyó una ambiciosa propuesta de
reformulación territorial, que contemplaba el traslado de la Capital a
Viedma y la creación de una nueva Provincia del Plata. Pero esa
propuesta no bastaba por sí sola y los planes aún siguen pendientes.
Es indispensable crecer hacia el Sur, hacia el mar, hacia el frío.” La
afirmación de Raúl Alfonsín, al anunciar en abril de 1986 el traslado de
la Capital Federal a Viedma/Carmen de Patagones, debe leerse como el
complemento de aquella que reivindica los poderes nutritivos, educativos
y curativos de la democracia. Porque a pesar de su fama dispar, las dos
apelaciones alfonsinianas (unidas por una misma forma retórica triple)
resumen dos componentes fundamentales del ethos de las
transición democrática: la fe en la potencia redistributiva de los
derechos políticos recuperados y la voluntad de refundación
político-institucional de Argentina con una importante atención a su
dimensión territorial.
Tanto el proyecto de redistribución
social como el de refundación política se disolvieron apenas el impulso
original de Alfonsín fue erosionado por los mercados y las urnas. A
diferencia del juicio a las Juntas, ninguno de los dos objetivos contaba
con un sujeto organizado interesado en –y capaz de– sostenerlo. Pero
mientras la cuestión redistributiva reapareció en la agenda pública a
mediados de la década de 1990 (esta vez desde afuera del Estado, apoyada
en importantes actores sociales como el sindicalismo y los recién
nacidos movimientos de desocupados), el segundo aspecto de la propuesta
de refundación político-institucional de la transición jamás volvió al
escenario principal del debate, a pesar de que remite a uno de los
mayores desafíos de Argentina: la reconfiguración territorial del
gobierno.
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